Material Educativo

Agua

Bienes comunes vs Recursos naturales

Es importante remarcar la diferencia entre ambos conceptos, ya que entendemos que no son sinónimos. Las riquezas que se encuentran en el planeta no son “recursos naturales”, son bienes comunes. Concebimos que los bienes comunes no están a la venta, no son negociables, pertenecen al conjunto de la Sociedad y no a un individuo que obtiene beneficios económicos a partir de ellos. El agua, entendida como un bien común por ser indispensable para el desarrollo de la vida, no puede ser comercializada como mercancía; el uso que se hace de ella en el presente debe asegurar la provisión de este bien para las generaciones futuras tanto en cantidad como en calidad.

Acerca de las aguas subterráneas

El agua es una de las sustancias más abundantes del planeta y es parte fundamental de los seres vivos porque interviene en la mayoría de los procesos biológicos que hacen posible la vida. Sin embargo, la cantidad de agua dulce disponible para consumo es muy escasa, correspondiendo apenas al 0,03% del total de agua que existe sobre el planeta. El 99% restante lo conforman océanos con agua salada y hielos polares que son de muy difícil acceso para el hombre. El agua de las precipitaciones se infiltra en la superficie terrestre y avanza verticalmente a través de la zona no saturada por los pequeños huecos (poros) y grietas hasta las zonas más profundas del suelo. Allí, el agua se acumula llenando los poros y grietas conformando el reservorio de agua subterránea (zona saturada con agua). Normalmente, el agua es capaz de circular muy lentamente entre los poros (podríamos pensarlo como si fuera un sistema complejo de pequeñas tuberías o como un material esponjoso que permite el movimiento del agua), denominándose acuífero cuando se puede extraer apreciables cantidades de agua. El tipo de acuífero más utilizado para el consumo de agua o riego es el libre o freático (capa freática), que es el que se encuentra más cerca de la superficie y comúnmente se lo denominada napa freática. El agua subterránea se extrae mediante bombas a través de excavaciones de pequeño diámetro cuyas profundidades para pozos domiciliarios pueden variar normalmente desde unos pocos metros, hasta unos 30 o 40 metros de profundidad.
En el Partido de General Pueyrredón, la totalidad del agua utilizada para las actividades humanas tanto de consumo como de riego se extrae de la capa freática.
Las ventajas de usar las agua subterráneas son:

  • bajo costo en la construcción de pozos.
  • calidad adecuada para el consumo humano.

Sin embargo, el deterioro del agua subterránea puede ocurrir por diferentes vías de contaminación (presencia de pozos ciegos, basurales, contaminantes químicos, etc.), podría acarrear consecuencias irreversibles sobre la calidad del agua, las cuales pueden repercutir en la salud de la población.

En algunos casos, los problemas en la calidad del agua obtenida en una perforación pueden deberse a: (1) encamisados de caños de agua no adecuados, (2) mala protección o construcción de los tanques, (3) cercanía de los pozos ciegos a pozos de agua,  y (4) profundidad de la perforación de extracción que no resulta adecuada para la extracción de agua potable.

Enfermedades asociadas al consumo de agua contaminada

Como el agua es el principal vehículo de transmisión de enfermedades, en aquellos lugares que carecen de instalaciones de saneamiento apropiadas, las enfermedades pueden propagarse con gran rapidez. Esto sucede cuando excrementos portadores de organismos infecciosos son arrastrados por el agua o se filtran hasta las capas freáticas, contaminando el agua subterránea y los alimentos. Las enfermedades más comunes transmitidas por el agua son: el cólera, fiebre tifoidea, parasitosis, meningitis, hepatitis A y E, leptospirosis y diarreas infantiles. Uno de los agentes químicos más comunes que tienen efectos sobre la salud cuando se contaminan los reservorios de agua son los Nitratos y los Nitritos. El principal efecto tóxico relacionado con la ingestión de Nitratos y Nitritos es la metahemoglobinemia en lactantes (o Síndrome del Bebé Azul). Sus síntomas clínicos son coloración azulada de la piel y sangre color parduzco.

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